De lo mas flojo que se ha visto, por lejos
El balance anual arrojado por el automovilismo argentino arroja un resultado desfavorable.Falencias que se acentuaron, desprolijidades a la orden del día y señales de alerta a las que no se puede dejar pasar por alto.
En tiempos modernos es difícil construir cuando las bases no están firmes, sumado a ello el disconformismo permanente de cada uno de los sectores actuantes.
También resulta difícil explicar lo que no se entiende.En esto el periodismo no está exento de su cuota parte de responsabilidad.
Desde el sector que justifica todo, absolutamente todo, y el que critica con ferocidad, aunque no de la misma manera entre Domingo y Domingo, según la categoría que se presente.
Se debe informar de manera sencilla, sin tanto show o música de fondo, gritos y revoleo de manos.
El TC tuvo varios vaivenes a lo largo de la temporada.Ejemplo de ello han sido los retoques reglamentarios y la quita de cargas aerodinámicas que solo duraron una carrera, la de Termas de Río Hondo.
No faltó quien se enoje cuando se habló de utilizó el termino de “mamarracho” a estos golpes de timones.Pero el manoseo existió, y la vuelta atrás marcó al menos que si bien la idea no era mala, no era el momento, o había que haberlo implementado con mayor tiempo de estudio.
En cuanto al «que la chupen», del campeón de la categoría Diego Aventin, vicepresidente primero en licencia, marcó claramente su alineamiento con su padre Oscar.Luego pidió disculpas.
Al Super TC2000 fue mejor. Preso de un capricho dirigencial, el ACA tardó 9 meses para resolver la superposición de fechas del STC2000 y el TN que están bajo su fiscalización.
En el 2014 perderá su Callejero de Buenos Aires en tanto que el de Santa Fe este año no tuvo ni por asomo el éxito esperado.
A Pablo Peón se lo vió por momentos perdido (y en muchas fechas ausente) a lo largo de las 12 fechas.
Llevar el automovilismo al Estadio Unico de La Plata dejó sabor a poco (como poco tuvo de automovilismo) ni hablemos de velocidad. Otorgando puntaje de carrera, que de no ser por el triunfo de Leonel Pernia, Matías Rossi se consagraba campeón de manera aun mas anticipada.
En una conferencia de prensa Peón señaló algo así como “Me cuesta entender que necesita el publico”.Y es reciproco, porque hace años al publico le cuesta entender cual es el rumbo del ahora denominado Super, que atenta contra la historia y las estadísticas del gran TC2000.
El Turismo Nacional aun arroja balance positivo, tratando de mantener al menos coherencia. Autos con poca carga aerodinámica, motores originales y variedad de marcas. Pilotos de renombre que se suman a estructuras oficiales y semi oficiales.Su crecimiento como categoría (compartió fecha en Termas con el WTCC) tiene que ir de la mano con los escenarios donde se presenta. Muchos de los lugares elegidos demostraron no estar a la altura de las circunstancias y al momento profesional de este TN.
Párrafo aparte para el Top Race V6, que intento tras intento, supo salir a flote de sus crisis económica y financiera.No se le puede objetar capacidad de lucha y esfuerzo.Transitaron por distintas variantes, algunas poco eficientes como el cambio de neumáticos o la inédita “neutralización programada” de la carrera promediando la misma.
Las carreras fueron entretenidas, aunque le faltó parque automotor.
Y una definición de campeonato con lucha en pista pero una definición en los escritorios que manchan a todas las partes.Otra vez una imagen del podio diluida con el correr de las horas.
Y así se fue Pechito Lopez. Pensando que era lo que no fue.No en vano el protagonista aseguró que ese campeonato se lo robaron.Las cámaras on board no se mostraron para despejar duda alguna.
Lopez no “huyó despavorido “ de nuestro automovilismo. Se fue a correr a un equipo oficial con tal vez 2 de los mejores pilotos del planeta en una posibilidad a la altura de su carrera tan única como irrepetible.
Los que “huyen despavoridos” por enésimo año consecutivo son los fierreros, aquel publico que se acercaba de manera masiva a los autodromos domingo tras domingo.
El automovilismo perdió difusión, y esto no es novedad. Desde que el negocio, la política, el periodismo obsecuente y los actores secundarios tratados como Superstars ocuparon el centro de la escena, perdió el deporte.
Alguna vez y no hace mucho tiempo, argumentábamos aquello de que un día el publico iba a tener que concurrir con un folleto explicativo a las carreras para tratar de comprenderlas.
Cada vez falta menos.