Autos Eternos

DKW – La belleza de lo simple

Su simpática silueta redondeada, el golpeteo de su motor dos tiempos y una estela de humo azul como testigo de su paso acreditaban la inconfundible personalidad del Auto Union 1000 S, un duro rival a vencer cuando se buscaba economía y prestaciones sin resignar habitabilidad.

A mediados de 1959 el ingeniero Roberto Huerta firmó una carta de intención con la empresa Auto Union G.m.b.H. de Ingolstadt (por entonces, Alemania Federal) para producir bajo licencia los automóviles de esa marca en nuestro país. Las negociaciones entre ambas partes derivaron en la constitución de Industria Automotriz Santa Fe S.A. (IASFSA), una empresa de capital nacional.
Los planes de radicación industrial contemplaban la edificación de un complejo productivo en la localidad de Sauce Viejo, cerca del río Paraná y frente al aeropuerto de Santa Fe donde se fabricarían 25.000 vehículos durante el primer quinquenio de actividad de la fábrica.
La fábrica comenzó a funcionar a pleno en 1962. Su capacidad de producción era de 7.000 unidades por año a un ritmo de 25 unidades diarias por turno de trabajo. En el establecimiento se realizaban las operaciones de mecanizado y montaje de motor, caja de velocidades, diferencial, construcción total de las carrocerías de los utilitarios, tapicería y montaje final de todas las líneas. Contaba además con almacén de materiales, depósitos de piezas y conjuntos, laboratorios, división experimental, oficinas, servicio médico, sección de pintura con tratamientos desoxidantes, pintura de partes y de carrocerías completas.

Auto Union 1000 S

El primer modelo elegido para la producción fue el sedán 1000 S, que comenzó a ser armado a principios de 1960, en un galpón de la calle 25 de Mayo 2220 de la Ciudad de Santa Fe. Estos automóviles fueron construidos a un modesto ritmo de entre 10 y 12 vehículos por día, empleándose un elevado contenido de piezas importadas de Alemania.
La integración nacional comenzó a incrementarse a partir de su fabricación en el complejo de Sauce Viejo. En cumplimiento del régimen legal vigente, el porcentaje fue elevándose año a año hasta alcanzar, en 1964, el 90 por ciento.
El sedán 1000 S fue el más popular de todos los modelos Auto Union fabricados en Argentina. La versión nacional reproducía fielmente a su similar alemán, evolución del modelo Sonderklasse, cuya producción en la planta de Düsseldorf se había iniciado en julio de 1953.
Se trataba de un vehículo económico de baja cilindrada con carrocería de cuatro puertas, de poco más de 4,30 metros de largo y 1,46 de alto, y con capacidad para transportar cinco pasajeros.
El motor de 980 cc era de dos tiempos con tres cilindros en línea, refrigerado por agua mediante termosifón y podía alcanzar una potencia de 45 hp. Por detrás del propulsor, montado sobre el tren delantero, se ubicaba el embrague monodisco seco y la caja de velocidades de 4 marchas hacia delante, siendo la segunda, tercera y cuarta sincronizadas. La transmisión era delantera. A diferencia de otros modelos de su categoría y época, la carrocería no era autoportante y en cambio estaba abulonada sobre un bastidor de tubos de acero de sección rectangular con travesaño en “X” soldados eléctricamente.
La suspensión delantera era independiente por brazos triangulares, ballesta transversal y amortiguadores hidráulicos de doble acción inclinados. Atrás presentaba un eje rígido con ballesta transversal sobreelevada, escalonada, brazos de empuje y amortiguadores hidráulicos de doble acción.
Sin duda, una de las características más importantes del auto era su bajo consumo y costo de mantenimiento gracias a su mecánica simple y confiable. En ciudad podía cubrir 10,8 km. con un litro de combustible y 13,5 km. en ruta a un promedio de 80 km/h. En cuanto a las prestaciones, si bien eran modestas, le permitían alcanzar una velocidad máxima de 126 km/h, acorde a algunos tests de la época. Una de sus virtudes era su notable aceleración que lo ubicaba en un plano de igualdad con vehículos de un 50 por ciento más de cilindrada.
Estas características lo transformaron rápidamente en un suceso de ventas, evidenciado en la gran aceptación por parte del público, en particular entre los sectores medios.
A fines de 1963 cuando Fiat discontinuó la producción de su modelo 1100, el Auto Union 1000 S se convirtió en el único referente del mercado nacional en el segmento de 1.000 cc. Esta circunstancia, sumada a sus cualidades y al impacto positivo de sus éxitos deportivos catapultaron las cifras de ventas y producción que crecieron en forma ininterrumpida en la primera mitad de la década de 1960.
Entre los años 1961 y 1965 se produjeron sucesivamente 1.800, 2.000, 3.350 y 3.686 unidades. En abril de 1966 fue fabricada la unidad 20.000. Ese año se alcanzó la cota más alta de fabricación con un total de 3.978 vehículos.
Cuando el éxito de este popular modelo y el de la propia IASFSA parecía consolidado, aparecieron una serie de acusaciones por contrabando y evasión fiscal que derivaron en un proceso judicial y afectaron la producción. Finalmente un juez solicitó una convocatoria de acreedores.
A partir de 1967 se inició un marcado descenso en las cifras de fabricación que se redujeron hasta alcanzar sólo 632 unidades en 1969. La producción se mantuvo con dificultades hasta fines de ese año, cuando la planta cesó definitivamente sus actividades luego de haber producido 21.797 unidades del modelo sedán y 6.396 de la versión rural, denominada Universal.

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