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El Escort: Un mundial para Ford – Primera Parte

La segunda mitad de la década de 1980 resultó compleja para Ford en Argentina. Luego de haber comenzado el decenio con un liderazgo arrasador, la marca del óvalo fue paulatinamente cediendo posiciones a manos de sus rivales. Por entonces, el segmento de los medio-medianos se había convertido en el más disputado y representaba el 50% del mercado argentino, pero Ford estaba ausente y necesitaba de un producto que le permitiera competir para mejorar su participación relativa en el conjunto de las ventas de autos de pasajeros. La alternativa llegaría a fines de 1987 cuando comenzó a producirse en la planta de Pacheco el auto que la marca urgentemente precisaba: el Escort.

Los antecedentes internacionales del Escort resultaban inmejorables. Presentado en septiembre de 1980, esta generación recibió de inmediato el título de Auto del Año en 1981 por parte de la prensa especializada de Europa. En 1986, el mediano de Ford resultó el más vendido del mundo por sexto año consecutivo y su producción global superó los 6 millones de unidades. El auto mundial de Ford era, al mismo tiempo, el más chico que la marca había fabricado hasta entonces en el país.

El lanzamiento comercial del Escort nacional se concretó en junio de 1988, luego de ser presentado a los medios especializados el mes anterior.  

Aunque novedoso en nuestro país, combinaba una carrocería de casi 10 años con una motorización desarrollada en Brasil a partir del viejo propulsor de origen Renault 12 que equipó al Ford Corcel.

La versión fabricada en Argentina adoptó el facelift aplicado sobre el Escort Mk3 que fue presentado en Europa en marzo de 1986. La actualización estilística incorporó nuevos paragolpes envolventes de mayores dimensiones, conjuntos ópticos traseros rediseñados y un capó y frontal renovados. 

Con una carrocería de tipo hatchback de cinco puertas y 4.020 mm de extensión, ofrecía múltiples opciones de configuración para el transporte tanto de pasajeros como de equipaje. El baúl disponía de una capacidad de carga de 305 dm3 que podía incrementarse hasta 1.348 dm3 con los asientos traseros rebatidos. Con tres ventanillas laterales, una luneta de grandes dimensiones y delgados pilares, el Escort ofrecía una gran superficie vidriada que otorgaba una amplia visibilidad. 

Tanto el diseño de los paragolpes con la grilla integrada, las tazas de ruedas, y la cola del portón trasero fueron diseñados para separar el flujo de aire de la carrocería, evitando turbulencias y optimizando el comportamiento aerodinámico. 

Sus amplias trochas delanteras y traseras (delantera: 1.400 mm; trasera: 1.420 mm)  –las más grandes de la categoría- y su relativa baja altura de 1.380 mm le conferían una gran estabilidad de marcha.

Estructuralmente, la carrocería respondía a los estándares de seguridad vigentes en la época. Su techo había sido reforzado en tanto que las puertas contaban con bisagras y cierres a prueba de estallidos. Para maximizar la integridad de los ocupantes en caso de impactos frontales y traseros, fueron configuradas zonas de absorción que se deformaban en dos etapas a lo largo de líneas de quiebre, absorbiendo la desaceleración inicial.

Por primera vez, Ford adoptaba un esquema de motor transversal combinado con tracción delantera en un vehículo de producción nacional. El propulsor estaba acoplado a una transmisión manual de cinco relaciones. La caja de velocidades, el conjunto diferencial y el puente estaban integrados en una única carcasa de aluminio.

El Escort estaba impulsado por el motor CHT (por Compound High Turbulence) de 1.555 cc. Con una relación de compresión de 9,0:1, y alimentado por un carburador Weber de doble boca, entregaba una potencia de 73,7 cv (DIN) a 5.200 rpm. Con este motor, podía alcanzar una velocidad máxima de 155 km/h y aceleraba de 0 a 100 km/h en 13,6 segundos. 

La suspensión era independiente en las cuatro ruedas. Adelante adoptaba un esquema McPherson con resortes helicoidales, barra estabilizadora y amortiguadores hidráulicos de doble acción presurizados con gas. La trasera disponía de brazos tensores,  resortes helicoidales combinados con amortiguadores hidráulicos de doble acción presurizados con gas. El nuevo mediano de Ford se ofrecía en una única versión denominada GL. Incluía equipo de sonido con radio de sintonización digital, reloj digital, dos parlantes delanteros y antena telescópica de accionamiento manual. El instrumental se limitaba al velocímetro y los indicadores de nivel de combustible y temperatura. En el habitáculo se destacaban los tapizados combinados en tela y vinilo, alfombra de pelo cortado y paneles de puerta totalmente cubiertos. El sistema de climatización que integraba ventilación, desempañador, calefacción y aire acondicionado era uno de los ítems más logrados del auto.

Por Gustavo Feder

Ver segunda parte – La historia del Ford Escort argentino

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