El golazo de Volkswagen – Primera parte
El proceso de integración con Brasil, a través de los acuerdos del Mercosur, expandió significativamente la oferta de modelos en el mercado local. Los principales beneficiados de este proceso resultaron las automotrices con plantas industriales en ambos países que pudieron ampliar su oferta con modelos fabricados del otro lado de la frontera.
En 1991, la oferta local de Volkswagen estaba limitada al Senda (heredero del Gacel) y al Carat, un buen producto pero que no gozó de aceptación y fue discontinuado ese mismo año. La marca alemana, por entonces fusionada con Ford en Autolatina, introdujo las primeras unidades del Gol, un auto chico, de dos puertas y con una silueta de aspecto deportivo, que compartía la mecánica y algunos elementos de la carrocería con el Senda.
Íntegramente desarrollado en Brasil, pero probado y aprobado en Wolfsburgo, el recién llegado presentaba sólidos antecedentes en el país vecino donde había sido presentado en mayo de 1980 como reemplazante del Brasilia. Cuando llegó a la Argentina, el Gol hacía ya cuatro años que era el auto más elegido por los brasileños.
Accesible, económico y robusto, el Gol aspiraba a repetir el éxito en estas tierras seduciendo, en especial, al público joven y a las familias de clase media que accedían por primera vez a un 0 km. Su rival local era el Fiat Uno, fabricado por SEVEL, pero además debía hacerle frente a un amplio abanico de autos de marcas importadas, especialmente orientales, que desde 1990 habían regresado al país.
Ávido de novedades, el público argentino respondió favorablemente. En 1991 se comercializaron 3.996 unidades. Las ventas continuaron en ascenso durante el año siguiente y la performance comercial sedujo al stand de ejecutivos de Autolatina para darle luz verde al proyecto de fabricación nacional. En mayo de 1993 salía de la línea de montaje de Pacheco la primera unidad argentina del Volkswagen Gol.
Aunque estéticamente idénticos, el Gol argentino se diferenciaba del brasileño por el motor. El modelo nacional montaba el Audi 1.6 (1.596 cc) con árbol de levas a la cabeza comandado por correa, mientras que el fabricado en San Pablo estaba impulsado por el CHT 1.6, con árbol lateral accionado por varillas. La diferencia de potencia jugaba a favor del nacional con 82 cv contra 76 cv. La mayor potencia se reflejaba en la velocidad final, el auto fabricado en Pacheco alcanzaba una máxima de 163,5 km/h contra los 157,4 km/h del brasileño.
Estéticamente se diferenciaban por los paragolpes, grises en el nacional y negros en el brasileño. Otros detalles menores los diferenciaban en el interior como la textura de los tapizados y los comandos de los espejos.
En ambas versiones, el motor estaba acoplado a una caja manual de cinco relaciones. La suspensión delantera era independiente, de tipo McPherson, mientras que la trasera era semi independiente, con eje en V de torsión de brazos longitudinales tubulares, resortes helicoidales y amortiguadores. Los frenos eran a disco adelante y a tambor atrás.
Durante el primer año de comercialización, la presencia de unidades importadas en los concesionarios de la red VW se justificaba por la elevada demanda que superaba la capacidad de producción de Pacheco.
Solo tres años necesitó el Gol para coronarse como el auto más vendido del país. Las 32.249 unidades comercializadas en 1996 marcaron solo el comienzo. Desde entonces, y hasta 2015, se mantuvo en lo más alto y solo resignó el liderazgo a manos del Renault Clio en los críticos 2001 y 2002.
Por Gustavo Feder