Autos Eternos

R12: A medida de la clase media

En octubre de 1969 la Régie des Usines Renault revelaba en el Salón del Automóvil de París su nueva criatura: el Renault 12. Pocos meses después, IKA-Renault tomaba la decisión de fabricarlo localmente. A fines de 1970, giraron los primeros prototipos argentinos para someterlos a diversos test de ajustes previos al lanzamiento. La producción nacional se inició el 2 de noviembre de 1970. Premonitoriamente, el Presidente de IKA-Renault, Yvon Lavaud, anunciaba en su presentación que el “El Renault 12 ha de fijar un hito en nuestras vidas”.
Su lanzamiento comercial se concretó en mayo de 1971. En los siguientes siete meses se comercializaron 9.000 unidades. Rápidamente, los medios especializados lo distinguieron con el título de “Auto del Año” en 1972. Ese año, la cifra de producción superó las 13.000 unidades y en el siguiente traspasó las 18.000.
Su motor fue desarrollado a partir del que equipaba al Renault 8 francés, sobre el que se realizaron mejoras además de incrementar sus dimensiones gracias a una mayor carrera de los cilindros. De esta manera, resultó un cuatro cilindros en línea, con una cilindrada de 1.289 cc y 60 hp (SAE) de potencia. Como en sus hermanos menores, los R-4 y R-6, la transmisión también era delantera mediante árboles unidos al grupo diferencial con juntas homocinéticas. La caja puente de cuatro velocidades se alojaba en una carcasa de aluminio junto al diferencial y la cupla cónica. El R-12 fue el primer Renault argentino en incorporar frenos a disco sobre las ruedas delanteras con pinzas flotantes. Los traseros eran a tambor, con zapatas autocentrantes.
La suspensión delantera era independiente con paralelogramos deformables transversales, resortes helicoidales, barra antirolido y amortiguadores hidráulicos telescópicos de doble efecto.
La trasera presentaba un eje rígido autoreactor guiado por dos brazos reactores longitudinales y triangulo central reactor. Se completaba con resortes helicoidales, barra antirolido y amortiguadores hidráulicos telescópicos de doble efecto.
En el diseño de la carrocería se tuvieron en cuenta las tendencias estilísticas de la época que hacían hincapié en los factores aerodinámicos como medio para lograr menor resistencia al avance, mayor estabilidad dinámica y menor consumo. La línea flecha, que caracterizaba su dibujo, presentaba una aguzada inclinación del capot y tapa de baúl, un techo elevado hacia las plazas posteriores, amplia superficie vidriada y una marcada moldura horizontal central en el lateral.
El interior mostraba un tablero acolchado en su parte inferior, con un completo panel de instrumentos de tres cuadrantes, volante con centro acolchado y butacas delanteras reclinables, con regulación longitudinal. El piso plano, gracias a la adopción de tracción delantera, y la altura del techo ofrecían una excelente habitabilidad para cinco pasajeros. A pesar de la inclinación de la tapa del baúl y el alojamiento de la rueda de auxilio en su interior y en posición vertical, ofrecía un buen espacio para equipaje de 420 dm3. La versatilidad de su motor, con el que alcanzaba una velocidad máxima de 140 km/h, su economía y sencillez mecánica, lo convirtieron rápidamente en un referente para la clase media argentina.
En 1973 se introdujeron cambios importantes en el motor como el aumento de la compresión a 9:1 y un nuevo carburador que le permitieron aumentar su potencia en 22 HP (82 HP) y la velocidad máxima a 150 km/h. Nuevas llantas y la incorporación de luces de marcha atrás mejoraban su diseño y funcionalidad.
La gran novedad fue la presentación de la versión break con las mismas características mecánicas de la berlina. Cambios más importantes llegarían con el restyling de 1976 con el cual se introdujeron dos nuevas denominaciones: TL y TS. El TL se convirtió en la versión base y mantuvo el propulsor original, mientras que el modelo TS incorporó un nuevo motor de 1.397 cc y 90 HP. Ambas versiones recibieron una re-estilización que incluyó nuevos paragolpes, parrilla con luces integradas, faros traseros de mayores dimensiones, ventanillas delanteras sin ventiletes, baguetas decorativas laterales y nueva grilla trasera de salida de aire. El interior fue completamente remozado con un nuevo tablero y panel de instrumentos, nuevo volante, asientos y tapizados. En la versión TS se ofrecía como equipo opcional aire acondicionado.
En 1976, con 17.598 unidades vendidas, alcanzó el liderazgo absoluto en el país, posición que mantuvo en 1977 y 1978. Los éxitos comerciales fueron acompañados por los deportivos, en particular en las carreras de Rally, lo cual al mismo tiempo sirvió para reforzar la imagen de vehículo seguro, robusto y confiable. En 1978, un Renault 12 TL conducido por Jorge Recalde ganó en su categoría, la Clase B, en la “Vuelta a la América del Sur”, luego de recorrer casi 30.000 kilómetros a los largo de 39 días.
El cambio de década lo encontró con un récord de producción de 42.921 vehículos y el liderazgo del mercado local en plena lucha con el Ford Falcon.
Modificaciones mayores en el estilo llegarían en 1984 con la versión GTS destacada por su re-diseño del frontal que presentaba una nueva parrilla y por primera vez faros duales redondos. Los paragolpes se hicieron más armónicos, con banda central protectora y puntera de diseño envolvente de PVC. Nuevas llantas de aleación liviana y baguetas plásticas contribuyeron a la actualización de la línea.
En agosto de 1990 fue presentado otro restyling y nuevas denominaciones. La versión base remplazó al modelo L y los GTL en versión berlina y break a los TL. Los cambios estéticos se destacaban por los nuevos paragolpes envolventes, construidos en polipropileno de alto impacto, molduras laterales, alerón trasero en las versiones GTL y nuevas tazas. En el interior el panel de instrumentos presentaba teclas del tipo push-push, nuevos comandos de calefacción y renovados asientos y tapizados. La mecánica se mantuvo inalterable en relación a la línea anterior hasta 1992 cuando se incorporó el motor de 1.600 cc. Fueron los últimos cambios.
El Renault 12 se despidió para siempre de las líneas de montaje de Santa Isabel un 3 de noviembre de 1994, en tiempos de CIADEA (Compañía Interamericana de Automóviles S.A.). Los últimos ocho ejemplares despachados ese día marcaron la conclusión de una etapa que se extendió por 24 años y atestiguó la producción de 444.045 unidades.

Un comentario en «R12: A medida de la clase media»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *