Ford Galaxy, la segunda oportunidad
Cuando Autolatina discontinuó al Falcon, en 1991, dejó vacante el espacio ocupado por el “clásico argentino”. La compañía, nacida como fusión de Ford y Volkswagen en Argentina y Brasil, intentó ocuparlo con un modelo desarrollado en Brasil: el Galaxy.
La particularidad resultó que no se trataba de un legítimo producto del óvalo sino un Volkswagen “disfrazado” de Ford. El auto fue gestado en el país vecino a partir de la segunda generación del Santana, primo hermano del desafortunado Carat.
Con un frontal y colas personalizadas y el mismo lateral que el auto de Volkswagen, el Galaxy llagó a la Argentina en 1992 para ocupar la gama alta de Ford de producción regional.
Y esta vez, la apuesta salió bien. Evidentemente, mejoras en las prestaciones y el magnetismo que la marca del óvalo genera en el público argentino hizo que el auto fuese aceptado como hijo legitimo de la marca de Don Henry.
Ford desdobló la oferta en dos variantes. El modelo base, equipado con el mismo motor del Carat alimentado a carburador de doble boca, y el modelo Ghia, propulsado por el AP/2.000i que con la misma cilindrada, pero alimentado por inyección electrónica, había incrementado sus prestaciones a 111 cv y su velocidad final a poco más de 190 km/h.
Distintos de niveles de terminación y equipamiento diferenciaban a las versiones del Galaxy. El Ghia introducía sistema antibloqueo de frenos ABS, primer auto de producción regional en incorporarlo.
Las mejoras de equipamiento y prestaciones, y el remplazo del círculo de la V y la W por el óvalo, permitieron al Galaxy superar la performance comercial del Carat.
Pero la alegría duró poco. En 1995 Autolatina fue disuelta y con la separación de Ford y Volkswagen la producción del Galaxy fue discontinuada un año más tarde.