Chivo Café. Un museo bien Chevrolet
El Chivo Café es un museo de automóviles de temática Chevrolet. Funciona desde hace cinco años en Saladillo y es el atractivo fierrero de la ciudad.
Delía es el apellido Chevrolet en Saladillo, una ciudad emplazada en el oeste de la provincia de Buenos Aires a poco más de 180 kilómetros de la capital argentina.
La relación entre la marca del moño y Don Francisco José Delia comenzó a gestarse en noviembre de 1964 cuando la agencia de su familia fue nombrada representante oficial. “Foco”, como le dicen en su pueblo, es un hombre de jóvenes 82 años, nacido y criado en Saladillo. Pero mientras su vínculo con Chevrolet lleva poco más de medio siglo, su amor por los autos es de toda la vida.
“Yo me crié entre los fierros. De chico trabajaba en un taller, mi viejo tenía una herrería. Después de la guerra no había nada, ni cubiertas, ni nafta, ni repuestos, y los autos quedaron todos parados. Entonces mi padre se dedicó a fabricar y reparar carruajes para el campo. Cuando la situación se normalizó, volví al taller de mi padre y ahí me encariñé con los autos. Pasó el tiempo y tuvimos una concesionaria Peugeot y después, Chevrolet, hace 50 años que estamos con Chevrolet. En esa época, cosa antigua que encontraba la iba acumulando: una taza de rueda, un motor…después llegó un momento en que teníamos tantas cosas que dijimos que había que mostrarlas.”
De esta manera, la semilla del actual museo que Don Francisco posee en la entrada de su ciudad ya se había plantado. Con el paso del tiempo, a las “cosas antiguas” se fueron sumando también los vehículos. “Teníamos varios autos, un Chevrolet 400, una cupé Chevy y un Dodge que empezamos a restaurar y así se fue armando, despacito. Un día vendí una concesionaria que teníamos en Cañuelas e hicimos un edificio para meter los autos, un museíto. Así nació este museo. Al principio pensábamos hacerlo en Cañuelas, pero después nos decidimos por Saladillo”.
Aunque se lo conoce como Chivo Café, se trata, en realidad, de un museo donde funciona una cafetería. Fue inaugurado en diciembre de 2014 y es el único del país con temática Chevrolet. Está emplazado en las instalaciones de una de las agencias de la familia.
Por el momento integran la colección más 25 vehículos, aunque la descripción del propio Delía es más modesta. “No sé cuántos autos tengo, no lo he contado, debe haber más de 15. El más viejo es un Dodge de 1914, el único de otra marca. El más nuevo es un Camaro de 1998, importado directamente por la agencia. Algunos autos aparecen y los compramos, otros los buscamos”.
En la planta baja, los autos históricos se mezclan con los 0 km. Allí nos encontramos con el Dodge Old Betsy que menciona Don Francisco, un modelo con mucha historia. Fue el primer coche de los hermanos Dodge del que se hicieron solo 249 unidades en 1914, primer año de producción. Otro notable ejemplar es el Chevrolet Standard phaeton de 1936, un auto fabricado por Holden en Australia, del que se construyeron apenas 500 ejemplares. Un Impala SS de 1964, equipado con un poderoso V8 de 409 pulgadas y 400 hp, también se destaca entre la colección.
A través de una escalera se accede al entrepiso. Al subirla nos topamos con un impactante Caprice de 1969 y luego dos pick ups de producción nacional juntas a un Chevrolet 400 Rally Sport de 1972. En ese sector se destaca la presencia de motores Chevrolet de diferentes épocas y configuraciones, desde los cuatro cilindros de los años 20 hasta el bóxer que utilizara el controvertido Corvair, pasando por poderosos V8. Todos los motores están en perfectas condiciones de funcionamiento. Mientras se transita por la rampa se puede tener una vista panorámica del café y el resto de la colección distribuida en la planta baja.
La muestra está integrada por modelos Chevrolet de las más diferentes versiones y épocas, hay sedanes, cupés, doble phaeton, furgones y roadsters, entra otras tantas configuraciones. Los orígenes son tanto importados como nacionales y en este último caso todos los que fabricó GM en la Argentina hasta su cierre en 1978: Chevrolet 400, Chevy, en versiones cupé y sedán, pick ups “Bravas” y hasta un increíble Opel K 180 de 1977. Algunos de los ejemplares de producción nacional fueron originalmente vendidos por la agencia y posteriormente adquiridos a sus dueños.
Los autos exhibidos lucen un estado de originalidad y cuidado admirables. “Muchos los restauramos nosotros. Tenemos un taller propio, pero la pintura y la chapa la hacemos afuera. Tenemos dos galpones, uno para los autos viejos y otro para los nuevos”, detalla Don Francisco.
Frente a la incómoda pregunta de cuál era su preferido, Delía respondió con muñeca de piloto: “Los autos me gustan todos, no tengo un preferido, pero si tengo que elegir uno es el Chevrolet 400 Super Sport de 1973 que está original de fábrica. Es un auto que vendimos nosotros y después lo recibimos en parte de pago por una pick up”.
Además de los autos, el museo dispone de una galería de arte donde se exhiben obras de la artista plástica local, Leticia Pardo, quien retrató la mayoría de los modelos expuestos. También hay fotos de la historia familiar. Un panel con recortes de diarios de Saladillo nos permite recorrer la historia del automóvil en esa ciudad a través de notas y publicidades de la época. Para quienes quieran ahondar en esta temática, se puede consultar allí mismo el libro “El Automóvil en Saladillo” del historiador Marcelo Pereyra.
Dentro del museo funciona un café ambientado acorde a la temática y que atiende una familia los fines de semana desde las cuatro de la tarde. Allí nos podemos ubicar cómodamente en sus mesas vidriadas. Todas son distintas y decoradas con partes de autos como parrillas, ópticas, tazas, insignias, manuales e, inclusive, piezas de motor como árboles de levas y bielas. El resto de la ambientación incluye paneles de carrocerías montadas en la pared, ruedas completas, avisos de época, chapas e insignias de modelos de la marca.
El museo no recibe ningún aporte del municipio de Saladillo, aunque funciona como punto de interés turístico. Cada tanto se hacen visitas guiadas para los alumnos de colegios de la zona. También es conocido y visitado por clubes de la marca.
En un momento histórico donde la mujer gana cada vez más espacio en todos los quehaceres, Don Francisco nos aporta su particular visión sobre el vínculo entre la mujer y el auto. “En general, a la mujer le encanta el auto. Cuando viene un cliente con la mujer o la hija participan mucho en la decisión de compra. Si la mujer dice que no, es no. Si dice que sí, es sí”.
Y para reforzar sus argumentos aporta una jugosa anécdota de su infancia: “Cuando era pibe, mi padre vendía algunos autos. Y había un tipo que no le pagaba la cuota. Me acuerdo que una tardecita fuimos a la casa. Mi padre llamó, salió el hombre y le dijo que le tenía que entregar el auto porque no se lo podía pagar. Pero de pronto apareció la mujer de adentro a los gritos diciendo ´el auto no, el auto no´”.
Como en muchas ciudades del interior del país, el Turismo Carretera era un evento seguido con gran interés por los saladillenses y Don Francisco no era una excepción: “Yo seguía bastante al Turismo Carretera cuando pasaba por acá. Pasaban muchas carreras como Las Mil Millas Argentinas de Avellaneda y la Vuelta de Olavarría. Iba a verlas, era lindo eso, más lindo que ahora. Soy hincha de Fangio, pero no fanático”.
Los autos y Delía transitaron juntos toda una vida. “Los autos significan progreso, bienestar, libertad. En una época eran un símbolo de status, no cualquiera tenía un auto. Hoy en día es distinto. Ahora hay muchos más, son más accesibles, cualquiera tiene un auto”. Concluyó Don Francisco.
¿Dónde y cuándo?
Ruta 205 y Av. Frocham, Saladillo. Pcia. Buenos Aires
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