Halcones en el Gálvez. 60 años del Falcon argentino
“Ser Falcon, ser el auto, ser el cásico argentino”. La voz en off del locutor del comercial de mediados de los 80 sintetizaba los valores del modelo de Ford más icónico de todos los que se fabricaron y comercializaron en nuestro país, valores que lo convirtieron en uno de los más longevos y producidos del historial automotriz nacional.
A más de 30 años del fin de su producción y a 60 de su lanzamiento comercial en Argentina, un grupo de clubes del modelo organizaron una serie de eventos para celebrarlo. Los festejos comenzaron el domingo 27 de febrero en el Parque Ribera Sur de la ciudad de Buenos Aires, donde a pesar de la lluvia y el mal tiempo se concentró una buena cantidad de exponentes del clásico argentino que arribaron desde diferentes puntos del país. Muchos expositores acamparon y pasaron la noche allí para estar bien temprano, a la mañana siguiente, en el autódromo porteño, escenario elegido por los organizadores para el cierre de las celebraciones.
El día amaneció con un sol radiante y desde las siete de la mañana una legión de halcones formó una larga fila sobre avenida Roca para ingresar al coliseo porteño. Los autos se fueron agrupando en la recta principal, en la calle de boxes y en sectores aledaños del circuito. En los alambrados, las banderas de cada una de las agrupaciones presentes les daban la bienvenida con un colorido marco.
Para todos los gustos
Literalmente, hubo de todo y para todos. Los Falcon exhibidos representaban todas las generaciones del modelo fabricado en el país durante casi 30 años. Desde Standard a Sprint, pasando por rurales y rancheros, todas las versiones argentinas se hicieron presente en un variopinto parque de alrededor de 850 unidades. Junto a los modelos nacionales, se destacaron dos verdaderas gemas importadas de Estados Unidos: un sedán dos puertas de 1961 y un Futura convertible de 1963.
El amplio criterio de los organizadores permitió la participación de unidades en todas las condiciones, así se pudo apreciar tanto exquisitas y fieles restauraciones, como vehículos conservados que evidenciaban la patina del tiempo en sus ajadas superficies, además de las más extremas personalizaciones. No importaba el estado sino los ganas de estar y festejar con otros propietarios, amigos y público. Todos los expositores recibieron un souvenir (llavero y calco), por su participación en el evento.
Además de los autos de calle, en la zona de boxes se exhibieron unidades de competición que defendieron los colores del Falcon en las categorías más importantes del automovilismo argentino. Todos los aplausos se los llevó el angostado de “Tuqui” Casá que estaba acompañado por otros que replicaban a los autos campeones del “Gurí” Omar Martínez y de Mariano Werner.
Reconocimientos
Los organizadores entregaron plaquetas de reconocimiento a Fernando Croceri (dirección del autódromo) y a los pilotos Miguel Ángel Etchegaray, Osvaldo “Cocho” López y Gustavo Der Ohanessian por su participación y presencia en el evento. Además, se le hizo entrega de presentes a los expositores “Canguro Team” por su participación con el Falcon TC tributo a Fabián Acuña y al señor Hugo Rossi por participar con el Falcon TC réplica del que utilizara Juan Antonio De Benedictis.
La muestra dispuso de un sector donde artistas plásticos exhibieron sus obras que recrean al clásico argentino. Allí también hubo venta de accesorios, repuestos, libros y memorabilia vinculadas con el auto. El evento fue el marco ideal para que el historiador y escritor Adrián Vernazza presentara “Falcon, un libro de fierros”, una completa investigación sobre la historia del coche de Ford.
La bandera a cuadros del evento llegó sobre las seis de la tarde cuando los Falcon se pusieron en marcha y dieron una vuelta simbólica por el autódromo para despedirse a pura emoción ovalada.
Por Gustavo Feder, editor de Autohistoria